A los 15 años tuve un problema de quistes ováricos y lamentablemente me atendí muy tarde. Me operaron de urgencia, me quitaron el ovario y cortaron mi trompa. El médico me dijo que no sería mamá y fue algo muy fuerte. Conocí a mi pareja, le conté lo que pasó y me dijo que buscaríamos la forma, que de una u otra manera seríamos papás, pero fue muy difícil.
Pasar por la presión social, que te pregunten por los hijos y sepas que tú eres la del problema... En 2005 hice un primer intento, me transfirieron dos embriones y no pegó. Buscamos información, clínicas, íbamos a todas las expos... hasta que llegué al Instituto en 2016. Yo ya tenía 41 años, pero me dijeron que sí se podía. Lo intentamos en abril del 2017 y logré el embarazo, eran tres bebés, pero lamentablemente los perdí al quinto mes.
Después, hicimos un tercer intento y por fin pegó... pero no quisimos decir absolutamente nada, no lo publicamos. El 1 de julio de 2019 nació mi niña. Ese día estábamos tranquilos, sabía que todo iría bien. La cesárea no se complicó, pero sí estábamos muy emocionados. Cuando escuché su llanto me sentí tan feliz, fue hermoso vivir ese momento con mi esposo, sentirla y, por fin, verla. Desde que tenía 15 años me había hecho a la idea de que no sería mamá, pero todo se acomoda.
No se rindan y no se sientan menos mujeres, porque esto es algo que muchas vivimos, muchas atravesamos todo tipo de cosas, y hay que hacer hasta lo imposible para lograrlo.
Marisela
Tengo 35 años y en el 2015 un doctor me dijo la peor cosa que puedes escuchar cuando estás intentando ser mamá con toda tu alma: ‘Tienes endometriosis y 0% de posibilidades de tener un bebé, nunca podrás ser madre.’ Mi esposo y yo nos casamos y quisimos esperar para tener familia porque pensábamos que, en el momento que quisiéramos íbamos a poder tener un bebé.
Fuimos a otra clínica y dijeron que mi problema era otro, que era hormonal, y que con una cirugía en cuatro meses podría tener hijos. Alguien que pasó por lo mismo me dijo que había ido al Instituto, que lo intentara y venimos en 2018. Me dieron un diagnóstico que nunca antes me habían dado: ‘Tienes ovario poliquístico, pero aún así puedes ser madre’. La verdad, no les creí.
Fue muy difícil confiar de nuevo en los doctores, pero me sentí cuidada y bien con el tratamiento, ellos y las enfermeras estuvieron ahí siempre, cumplieron su promesa, ¡y mi prueba salió positiva desde mi primera FIV! Cuando escuché que María Eugenia lloró al nacer y pude descansar. Me la acercaron y le di su primer beso, ¡ahí todo se hizo real!
Blanca
Tenía 23 años y pensaba: ¿Esto es un castigo?, ¿seré mala persona?, ¿no seré una buena mamá? Veía que mujeres de 40 años salían embarazadas y yo no, pasan muchas cosas por tu mente al no poder formar una familia. Sentía mucha culpa y la sociedad también te presiona mucho.
Yo tuve el sueño de ser mamá desde muy chica y tardamos 13 años para lograrlo. Fue mucha batalla, pasar por tantos tratamientos, inseminaciones, fertilizaciones… Fue muy fuerte y decidí parar. Yo no quería saber ya nada, pero una familiar quedó embarazada con Ingenes y mi esposo me pidió que lo volviéramos a intentar.
Nuestro primer intento fue muy duro, lloré, me dio coraje, frustración, tratas de borrarlo de tu mente. Tardamos 6 meses en volver y me ayudaron emocionalmente, me prepararon para estar positiva y más receptiva. Empezamos de nuevo con inyecciones, con medicamentos y tuve mucho miedo, llevábamos 5 intentos, ¡pedí un milagro! Fueron momentos de mucha tensión, quieres que el tiempo avance rápido. Quedé embarazada en mi segundo intento.
Guillermo Tadeo nació el 29 de diciembre con mucha ilusión. Cuando escuchas que llora es un sentimiento maravilloso, no podría explicarlo. Después de abrazarlo y tenerlo cerca se te olvida todo lo que sufriste, todo lo que pasaste, las inyecciones a media noche, los sacrificios… Todo vale la pena, es lo mejor del mundo. Estoy muy feliz de tener la familia que siempre desee, de despertar todas las mañanas y ver ese pedacito de nosotros, de sentirme completa. Ser mamá es el mejor papel que he tenido en mi vida
Jessica